viernes, 25 de marzo de 2011

Once de septiembre de 1973. Caída de Allende


Para quienes tenemos buena memoria, el 11 de septiembre seguirá teniendo especial relevancia y jamás olvidaremos las reales causas que provocaron este terrible quiebre en la vida de tantas personas y todo lo que cuenten para tergiversar la historia vale para los ignorantes y malintencionados que son demasiados.

Allende fue un personaje de gran ambición de protagonismo más que de poder ¡y vaya que lo logró! Por tres veces salió derrotado y cuando logró la presidencia dejó hacer y pasar lo que sus socios comunistas quisieran.

Antes de la elección del democratacristiano Frei Montalva, hubo una elección complementaria y salió por amplia mayoría un diputado de apellido Naranjo lo que hizo que se retirara Julio Durán, candidato de la derecha, para que sus votos pasaran a Frei y así nos vimos obligados a votar por este personaje que a causa de sus ambiciones personales permitió que el socialista Allende fuese ungido, dando base para todo lo que vino después. Toda mi vida me he arrepentido de haber votado por ese tipo.

El cálculo de Frei fue que Allende y su camarilla iban a hacer un gobierno tan desastroso que a la próxima elección se volvía a presentar de candidato y regresaba a gobernar en gloria y majestad. Luego, en la debacle apoyó el pronunciamiento militar y estaba radiante mandando recados a los milicos para encabezar el gobierno pero se quedaron con las ganas y ahora niegan y reniegan de su real apoyo inicial, pero ahí están los documentos indesmentibles y la Historia y la Verdad ya tendrán su hora.

1 comentario:

Soledad dijo...

El mismo día 11 de septiembre del 73 me estaba arreglando para ir a trabajar cuando entró Papá blanco como el papel, se apoyó contra la puerta y dijo 'Los milicos se tomaron el poder' y Mamá salió disparada a buscar la Radio Magallanes. Entre bandas con marchas militares y bandos del la Junta la encontró así que escuchamos en directo a Allende dando su discurso final. Lástima no se nos ocurrió grabarlo.

Vimos y escuchamos a los aviones pasar para un lado a otro y, no se si por candorosos, tontos y con mucha suerte decidimos subirnos al techo a ver el bombardeo de la, en ese entonces, Universidad Técnica del Estado actual Universidad de Santiago.

Después vimos pasar a los estudiantes y profesores bombardeados, con salvoconductos para poder llegar a algún lado y cada cincuenta metros los paraban, se los pedían, lo revisaban y los dejaban pasar otros 50 metros. Todo esto frente a nuestra casa.

Al día siguiente había toque de queda las 24 horas y estábamos más que aburridos y solo podíamos escuchar radio ya que Papá se había negado a comprar televisor para que no interfiriera con la familia, entonces llamábamos a algún 'pelao' (conscripto) para que nos dejaran pasar a la casa de nuestra vecina, la señora Toña.