lunes, 3 de noviembre de 2008

Recopilando con la Familia en mis 80 Años

PALABRAS DE LA TATAY POR LOS OCHENTA


El llegar a este cumpleaños da licencia para ser impertinente, al decir de una prima de mi padre, pero no teman que les de una prolongada lata, solo es el natural deseo de agradecer esta hermosa reunión, el cariño, preocupación y organización requerida.

No puedo dejar de dar gracias a Dios al verles aquí reunidos, mis seis hermosos, generosos y vivaces hijos, mis lindas nueras tan atentas y respetuosas, a Nelson, verdadero hijo político pródigo de hospitalidad, a mi hermana presente a mi lado en alegrías y tristezas, a mis amados nietos, cada uno con un especial lugar en mi corazón y a Mariana y Sofía que lo han ensanchado más aún.

Dicen que los viejos son sabios, de lo que no tengo mucha certeza, tal vez la sabiduría consista en haber aprendido a golpes algunas lecciones básicas y que como cada uno las debe ir adquiriendo rudamente, se mira como sapiente a quien por fin las asimiló.  Entre lo poco aprendido les uedo confiar que se que no todo es blanco o negro, qe siempre se puede encontrar bondad en la gente.  A estas alturas se ha aprendido a aceptar, muchas veces a regañadientes, las cicatrices de las escaramuzas de la vida y que esta sin asomos de ternura y humor es un desierto muy duro de atravesar.

Miro a la generación que me releva y les veo como firmes cimientos para las que vienen a la zaga; Ale y Nelson con su entrañable unión, ejemplo en tiempos veleidosos; Sole con su alegría y generosidad; Iván y Elena con su firmeza y perseverancia han remontado duras pruebas y cumplido altas metas; René arrostrando valientemente su duro camino; Pía tan luchadora, tenzas y espontánea; David y Vero padres cariñosos y dedicados son un hermoso ejemplo para mis nietos y los chiquitos.

A los nietos les puedo decir que no le tengan miedo a la vida ni a dar vida, que las dificultades siempre pasan y se olvidan.  si la vida les da tiempos duros no lo lamenten, vean en ellos la oportunidad de fortalecerse y crecer, les quedará la satisfacción de haber sido capaces de vender la adversidad y si son casados, el enfrentar juntos las crisis les dará mayor solidez a su compromiso al mantenerse unidos.

Les agradezco su trato siempre deferente, cariñoso y respetuoso, de mis hijos no he recibido una palabra ruda y si alguna vez han tenido que hacerme alguna observación ha sido con tino y respeto.

Les sugeriría que sería algo muy lindo que trataran de juntarse todos en la vieja casa familiar, tal vez por los días del aniversario del Viejo que cae en éopoca más suelta para todos.

Desde lo m´s profundo de mi corazón le doy gracias a Dios por todas las bendiciones que prodigó en mi vida y de ellas la más especial, hermosa y bendita son ustedes, mi familia.


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