El lunes 1º de noviembre ha fallecido en mi pueblo, Villa Alegre de Loncomilla, don Rodolfo Ladurner Toggler a los 88 años de edad. Lo que podría ser una noticia anodina y esperable es destacable por haber sido él, durante la Segunda Guerra Mundial, un distinguido soldado del Ejercito Alemán, miembro del Afrika Korps -división de élite en una Fuerza Armada extraordinaria.
Nacido en el Tirol -Austria- su dominio del italiano y dialectos tiroleses le sirvió para ser adscrito como radiocomunicador y traductor bajo el mando del Mariscal Rommel, por quien siempre guardó una profunda veneración y respeto.
Luego de la retira de Africa y muerte de Rommel fue destinado al transporte de carga y municiones entre Alemania e Italia, misión terriblemente riesgosa en una situación de suyo complicada.
Hastiado de Europa, sus conflictos, sus miserias físicas y morales, se vino al último país del mapa y recaló en este pequeño pueblo que lo acogió con simpatía y respeto permitiéndole olvidar el horrible paréntesis que fue en su vida el conflicto en que se vio envuelto, como todos los jóvenes alemanes de su edad y generación.
Con tesón y modestia se labró una situación económica holgada que le permitió vivir tranquilo sus últimos años. Contrajo matrimonio en la zona y nunca comentó su paso por la guerra, sabedor que esos acontecimientos tremendos eran irreales para quien vivió en un mundo rústico y apartado.
Sus últimas semanas de vida se vieron ensombrecidas por la pintura de signos nazis en su casa. Sentía temor que le tildaran de criminal de guerra para ganar una recompensa, sin tomar en cuenta que sólo fue un muchacho más entre tantos millones, que fue llamado a cumplir su obligación con la patria y que si estaban inscritos en las organizaciones juveniles era a causa de los tiempos más que por ideología.
Viajó en diversas ocasiones a Europa y prefirió regresar a una comunidad simple donde encontró paz y alegría y que lo acogió como lo que era: un ser humano.